miércoles, 27 de junio de 2012

Los Supervillanos Conversos


De entre los supervillanos que atacan al nacionalismo vasco, ningún tipo destaca más por su salvajismo y fanatismo que los conversos.

Son individuos que, en principio, optaron por la defensa de su propio pueblo pero que un buen día dieron un giro de 180 grados y arremetieron contra su país y sus compatriotas con una ferocidad digna de mejor causa.

Serían semejantes a aquellos elefantes que en las batallas de la Edad Antigua enloquecían y hacían más daño entre las propias filas que los enemigos, si no fuera porque la mayoría de los conversos cambian de bando tras meditadas reflexiones en las que lo único que tienen en cuenta es su interés personal. Ninguna nobleza, como la que pudiera atribuirse a los paquidermos. Más similitudes, en cambio, pudieran encontrarse con los seres con fama de asustar a estos gigantes: las ratas.

Los conversos pueden encontrarse en todos los niveles. Desde pistoleros que no saben hacer la “O” con un canuto o un programa de Autocad y se transforman en apóstoles del pacifismo ajeno, hasta “intelectuales” que pasan de abertzales a monárquicos y del arrastre de piedra a los toros. Han podido ser cualquier cosa cuando se les suponía nacionalistas vascos: administrativos, profesores, periodistas, consejeros de cultura o incluso diputados generales.

Después se han transformado por considerar que sus enormes egos no eran suficientemente bien tratados, o por ver que su traición iba a ser magníficamente recompensada, desmedidamente si se atiende a sus escasos méritos. La ambición les puede, les domina. Necesitan premios, recompensas. Necesitan más. Sus “tesoooros”. Gollum, Gollum…

Los premios, al cambiar de bando, vienen rápidos. Sea usted un desconocido profesor universitario al que no le hacen caso ni sus alumnos y acababa convertido en un ilustre con entrevistas en los dominicales de los principales diarios, galardones nacionales y hasta la dirección de algún ente nacional, español, claro está. Pasando de vivir en una “provincia” a la capital del reino. La gloria para algunos. España sí paga a traidores. De adjunta a catedrática, de gacetillero a director de radio, de jorobado a galán, de tartaja a locutor y doblador profesional. ¡Qué milagros se producen cuando se cambia de bando!

Y, a cambio, la fe del converso. Irreconciliables e inmisericordes con sus antiguos compañeros. Más fanáticos que sus nuevos amos, a los que venden todos sus conocimientos de su anterior bando. Atizando siempre odios y echando gasolina al fuego. Que si se acaba la guerra se les acaba el chollo, y vuelve a descubrirse que son mem@s, tont@s y fe@s.

Les he comparado con las ratas y he hecho mal. He sido injusto con estos roedores. Son las primeras en abandonar el barco. Pero hasta estos animales tienen la decencia, cuando cambian las tornas, de no intentar volver.

Este zoológico relato ha podido ser realizado gracias a los invendibles superpoderes del Increible Capitán Euzkadi.

Salud y República vasca

lunes, 25 de junio de 2012

“La Collares”: Caudilla de España gracias a su marido, 1936-1975


Para evitar la discriminación de género, hoy quiero dedicar unas líneas a una supervillana, aunque, sobre todo, lo fuera gracias a su marido, el sanguinario dictador Francisco Franco. Si detrás de todo hombre miserable siempre puede haber una miserable mujer, este era el caso, sin duda.

El hombre se dedicó a quitar a sus “súbditos” la vida, la libertad, la dignidad y los Derechos Humanos, y su señora, doña Carmen Polo de Franco, entretuvo sus largos años de dictadora consorte quitando lo que quedaba. Con una sonrisa caballuna, con colmillo derecho prominente incluido. “La Señora, siempre enseñando los dientes, me quita el apetito”, retrataba infantilmente un nieto de Alfonso XIII al recordarla.

A pesar de recibir continuamente en Palacio regalos de lo más variados de parte de sus más sumisos súbditos, a “la Collares” nunca le vencía la pereza, y realizaba razias cual Almanzor por todas las capitales de provincia que podía. “Compraba”, sin pagar casi nunca, en los principales comercios de las ciudades que visitaba (joyerías, peleterías, anticuarios, tiendas de moda…), en los que no habían tenido la prevención suficiente para cerrar en tan señaladas fechas de visita, como acabó siendo habitual.

Cuando no había viajes, “la Señora” invertía parte de su tiempo en la redistribución de los regalos que le llegaban a sus distinguidas amistades y compañeras de merienda, siempre los menos apreciados o valiosos. Un simple cambio de tarjeta la convertía, a su vez, en obsequiadora de las flores, dulces y licores de menor valor que recibía.

Si alguna vez cometía un error, todos somos humanos, y se escapaba a sus dotes de rapiña alguna joya, anillo, broche o collar elegantemente disimulado entre flores o bombones, la llamada de agradecimiento a Doña Carmen de la segunda destinataria, ponía en marcha inmediatamente el protocolo de regreso del motorista a por el botín descuidadamente remitido. La “señora” de Franco nunca tuvo reparos en solucionar, así, rápidamente, estas confusiones, inevitables si atendemos a la cantidad y volumen de los envíos.

Los sentimentalismos nunca le impidieron, en aras a la eficiencia económica, fundir la mayoría de las innumerables medallas, condecoraciones y regalos en metales preciosos que su marido recibía, de todo tipo de corporaciones y administraciones, mucho más fáciles de atesorar en lingotes. Las joyas que no fundió y no guardó en bancos ocupaban, en 1975, una habitación con las paredes forradas, del suelo al techo, por cuarenta columnas de veinte cajones cada una. 800 cajones repletos de joyas en una habitación que hubiera sido la envidia de Ali-Babá y su más famosa cueva.

Esto es saberse administrar. No cabe duda de que el dictador Franco y señora eran tal para cual.

De todo esto informa, gracias a sus asombrosos superpoderes:

El Increíble Capitán Euzkadi

Salud y República vasca

P.D.: El Capitán Euzkadi no quiere dejar escapar la oportunidad y desea mostraros un vídeo de la familia Franco en el que el Caudillo de familia hace labores de ventrílocuo, y su señora esposa mantiene una expresión que hace temblar a los muertos en sus sepulturas.



miércoles, 20 de junio de 2012

Don Antonio Cánovas del Castillo, el racista


El señor Cánovas, el padre del Estado español, no era precisamente amigo de la democracia y lo demostró siempre que pudo. Incluso se lamentó, años más tarde de haber firmado la abolición de la esclavitud en España, diciendo en una entrevista a un periódico francés:

“Los negros en Cuba son libres; pueden contratar compromisos, trabajar o no trabajar, y creo que la esclavitud era para ellos mucho mejor que esta libertad que sólo han aprovechado para no hacer nada y formar masas de desocupados. Todos quienes conocen a los negros os dirán que en Madagascar, en el Congo, como en Cuba son perezosos, salvajes, inclinados a actuar mal, y que es preciso conducirlos con autoridad y firmeza para obtener algo de ellos. Estos salvajes no tienen otro dueño que sus propios instintos, sus apetitos primitivos.”

Don Antonio se sentía superior a aquellos salvajes, pero la cosa no acababa ahí. También se sentía superior al populacho, a esa población sumisa y famélica de españoles cuyos destinos, por voluntad divina sin duda, o por la gracia de Dios, él manejaba y dirigía. Que en su mayoría eran analfabetos o tontos, degenerados o criminales, inferiores siempre, por eso eran pobres. Dejarles derecho a dirigir sus propios destinos y equivocarse, eligiendo gobiernos en votaciones democráticas y veréis lo que pasa. ¡Acaban con España! Cambiando el término “salvajes” por los de “palurdos” y “paletos”, lo que pensaba don Antonio de la mayoría de los españoles sin duda era que

“Son perezosos, palurdos, inclinados a actuar mal, y que es preciso conducirlos con autoridad y firmeza para obtener algo de ellos. Estos paletos no tienen otro dueño que sus propios instintos, sus apetitos primitivos.”

Para eso estaban él, don Antonio y sus amiguetes de la alta política, y sus divinas majestades, y los generales y los obispos. Para llevar a aquel rebaño de desarrapados y desgraciados desagradecidos por el camino que debían, para cumplir el destino universal de España.
“Que es preciso conducirlos con autoridad y firmeza para obtener algo de ellos.”

¡Diga Vd. que sí, don Antonio Cánovas del Castillo! Y visto todo lo que pasó el siglo XX y está pasando el XXI, nadie podrá negarle que es Vd. el auténtico Padre de España.

Este “mérito” se lo reconoce, y da fe de ello, gracias a sus extraordinarios superpoderes:


El Increíble Capitán Euzkadi

Salud y República vasca

miércoles, 13 de junio de 2012

Otro "Diccionario" a la mayor gloria de España

Campus de Leioa, Sauna Catedralicia. Primeras horas de la tarde de un día indeterminado.

El profesor recientemente titularizado repasa nerviosamente las fichas antes de comenzar su alocución a los tres catedráticos que ha reunido, cómodamente aposentados en el graderío.

- Date prisa, que ya sabes que los Profesores Titulares solo disponéis dos horas de disfrute a la semana de estas instalaciones. – le espetó uno de los congregados.
- Y eso solo los trimestres en los que trabajáis al menos seis horas semanales.
- Y siempre en presencia de un Catedrático del mismo Departamento. – Le fueron  apostillando los otros, con el desparpajo burocrático y funcionarial que les caracteriza.      
- Voy a ser breve porque la idea es colosal. En mi reciente estancia en Alemania como becario he descubierto nada menos que un “Diccionario de Mitos y Símbolos del Nazismo”, y he pensado que podríamos hacer algo similar aquí.
- Pero nosotros nunca hemos realizado investigaciones sobre el fascismo o el nacionalismo español, hacer algo semejante nos supondría mucho esfuerzo – le respondieron casi al unísono, preocupados.
- ¡Que no! Que la idea es hacer un “Diccionario” de símbolos del nacionalismo vasco, equiparándolo así al nazismo, y desmontando con nuestra erudición y sapiencia todas sus ocurrencias y fundamentos. 
- ¡Esa si que es buena idea! - concedió uno de los Catedráticos acariciándose reflexivamente la rala barbita – ¡Volveríamos a repetir lo que hemos publicado una y mil veces, sin necesidad de trabajar, pero presentándolo en un formato atractivo y novedoso, que se puede leer a ratitos! Otro estupendo refrito.
- ¡Es verdad! – añadió otro acentuando su acento germánico, como solía en ocasiones y a voluntad para enfatizar sus argumentaciones -  Ya sabéis que a mí trabajar me produce mucha ansiedad. No necesitaríamos ni siquiera visitar ningún Archivo o dirigir a nuestros becarios allí.
- ¡Estamos de acuerdo! – corroboró el más veterano, que tenía un extraño parecido a Flanders – Mis buenos amigos de las editoriales madrileñas seguro que nos lo publican, y hasta con tapa dura, que allí los libros que atacan a los nacionalistas vascos gustan mucho y se venden como rosquillas.
- La ordenación alfabética es muy rigurosa y complicada, pero de eso y otras cosas siempre se pueden encargar nuestros becarios…
El ambiente se iba animado en la augusta sauna.
- ¡No vamos a dejar títere con cabeza! Repartiremos algunas voces a otros amigos y subordinados para intercambiarnos favores como es tradicional, y nos reservaremos las más lucidas e importantes. Siempre atacar y denigrar al nacionalismo vasco. Ridiculizarle. ¡Demostrar que sus símbolos son meras invenciones y no provienen de la realidad y  de la voluntad divina, como nos pasa a los españoles!
- ¡Eso, eso! Y, como siempre, lo principal al tratar de este tema, ni palabra sobre el nacionalismo español, como si no existiera. Nada de voces como Aculturación, Represión, Educación, Identidad, Nacionalización, Monarquía, Dictadura…
- Por descontado, que si tuviéramos que hablar de su excelencia el anterior Jefe del Estado y no estuviéramos finos, a ver como nos iban a mirar nuestros colegas de la Real Academia de la Historia Española.
- Nada, nada. Solo leña al nacionalismo vasco, y nada de explicarlo en ningún contexto histórico. España siempre ha sido una democracia magnánima, grande y libre, que solo ha recibido ingratitud de los salvajes que se consideran a si mismos vascos. Yo me voy a encargar personalmente de Sabino Arana, la Ikurriña y hasta de Sabin Etxea, que con lo que costó destruirla, van los nacionalistas y hacen otro edificio, y encima ¡moderno! Les voy a afear incluso que la principal Fundación del nacionalismo vasco lleve el nombre de Sabino Arana, en vez de José Antonio Aguirre, que no era tan malo y al que a veces le perdonamos la vida, o Indalecio Prieto, ¿por que no?, que fue el padre del primer estatuto…
- No te acalores, que luego te pasa como en aquella presentación en Madrid, que te dejaste llevar y dijiste que los del PNV son racistas incluso hoy en día. O aquella idea que tuviste de utilizar, para concluir el acto y como parte lúdica festiva, una piñata con la figura de Sabino Arana. Las fotografías de catedráticos con los ojos vendados utilizando garrotes se podrían haber malinterpretado, menos mal que al final pudimos quitártelo de la cabeza…
- Es que a mí estas cosas me emocionan – concedió el vetusto Catedrático -. ¡Qué poco se comprenden nuestros sacrificios en estas ingratas tierras para explicar a sus habitantes que son españoles! ¡Solo podemos convencer a los más tontos o a los más interesados! ¡Mereceríamos mayores recompensas! ¡Ya están tardando en darnos un premio Príncipe de Asturias!
- ¡Con este nuevo diccionario haremos un gran servicio al Rey y a España! No me extrañaría que Su Majestad nos concediera un título nobiliario.

- ¡Duque del Casquete!
- ¡Conde de Pablo!
- ¡Marqués de la Granja!
- ¡Barón Mees!


… se quedaron murmurando y fantaseando entre los humos y vapores de la sauna los esforzados funcionarios, cuyos nombres no vamos a mencionar…
De esta conversación fue excepcional testigo, gracias a sus superpoderes…
El Increíble Capitán Euzkadi
Salud y República vasca